El Poutine es un plato icónico de Canadá, una irresistible combinación de patatas fritas, cuajada de queso y salsa de carne. Originario de Quebec en la década de 1950, el Poutine ha evolucionado hasta convertirse en un símbolo de la cocina canadiense, disfrutado en todo el país y más allá.
El nombre “Poutine” es una palabra de argot canadiense que significa “lío”. Existen varias historias sobre su origen, pero la más extendida es que Poutine fue creado por primera vez en un restaurante llamado Le Lutin qui rit en Warwick, Quebec, cuando un cliente pidió que se mezclaran las cuajadas de queso con las patatas fritas. Otra versión afirma que Jean-Paul Roy, dueño del restaurante Le Roy Jucep en Drummondville, fue el primero en servir Poutine como lo conocemos hoy.
Ingredientes Clásicos:
- Patatas: Preferiblemente de la variedad Russet, cortadas en tiras y fritas.
- Cuajadas de Queso: Pequeñas piezas de queso fresco, suaves y ligeramente elásticas, a menudo de queso cheddar blanco.
- Salsa: Una mezcla de caldo de carne y de pollo, espesada y condimentada para lograr el equilibrio perfecto entre sabor y textura.
Preparación Paso a Paso:
- Patatas Fritas: Corta las patatas en tiras y remójalas en agua fría para eliminar el almidón. Sécalas bien y fríelas en dos etapas: una primera fritura a temperatura más baja para cocerlas, seguida de una segunda fritura a mayor temperatura para que queden crujientes.
- Salsa Gravy: Prepara la salsa con una base de mantequilla y harina, añadiendo caldos de carne y pollo. Condimenta con especias y otros ingredientes como ketchup, vinagre de sidra y salsa Worcestershire.
- Montaje del Plato: Distribuye las patatas fritas en un plato, coloca encima las cuajadas de queso y vierte la salsa caliente sobre ellas para que el queso se derrita ligeramente y se mezcle con las patatas.
Más que un simple plato de patatas fritas; es un reflejo de la cultura canadiense y una muestra de la simplicidad convertida en arte culinario. Las cuajadas de queso son esenciales en este plato, conocidas como “queso chirriante” debido a su textura única que produce un sonido al morderlas. El Poutine ha ganado popularidad internacional, adaptándose y variando en diferentes culturas, pero manteniendo siempre su esencia canadiense.
El Poutine es un ejemplo delicioso de cómo un plato sencillo puede convertirse en un ícono cultural. A través de sus ingredientes básicos pero de alta calidad, este plato ofrece una experiencia culinaria reconfortante y deliciosa, que representa la sencillez y riqueza de la cocina canadiense.
