Esta profesión surgió durante la Edad Media, en el año 1318, donde el rey Felipe V se vio obligado a tener una persona que probara primero el vino, con el fin de asegurarse que no estuviese envenenado antes de ingerirlo; situación que prevaleció hasta 1789.
Actualmente, su principal función es sugerir a los comensales sobre el mejor vino para acompañar los alimentos. Se sabe que de acuerdo con las texturas y sabores, la reacción es diferente al mezclarse, haciendo más placentera la experiencia a la hora de comer.
En la gastronomía, el maridaje es el arte de combinar los alimentos y la bebida; fenómeno relativamente nuevo y moderno que involucra más que un buen paladar.
Al día de hoy, para dedicarse a esta profesión se deben realizar cursos profesionales específicos, mediante los cuales, a través de varias horas de práctica y teoría, se aprende a catar vinos y a conocer sus cualidades.
Ahora, que si el interés es ir más allá, existen programas reconocidos a nivel internacional; esto implica estar actualizado respecto a los vinos que se producen a nivel mundial, las diferentes tendencias gastronómicas y tener muchas ganas de practicar y practicar y practicar.
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