Cataluña encuentra un espacio en el caribe.

Como pintor ante un lienzo, en el que busca plasmar toda su creatividad, así el chef Enrique D’ Sola Martínez concretó un sueño: montar un pedacito de Cataluña en el Caribe mexicano, para lo cual requirió, además, de todo su conocimiento y empeño, la experiencia adquirida a través de los años en diversas latitudes y en las más altas cocinas.

Desde que descendió del avión en el Aeropuerto Internacional de Cancún, hace unos meses, proveniente de tierras españolas, tenía la convicción de trasladar la esencia y fortaleza de la gastronomía catalana a Memories, un restaurante, ubicado en el Hotel Catalonia de Costa Mujeres.

La tarea, admite, no fue sencilla, sobre todo porque hubo necesidad de adaptarse a los productos locales o, como él dice, hacer un guiño con la gastronomía local, pero sin abusar. Obviamente, la protagonista es la cocina catalana, definida como mediterránea, sencilla y en la cual el producto es lo más importante. Si éste es bueno, el plato estará igualmente bueno, dice una máxima de esa región española.

Así surgió, por ejemplo, una alcachofa en pipián de piñones, este último un elemento muy propio de la cocina catalana, que sustituye a la pepita de calabaza. Además, en vez de emplear cabrito, se recurre al cerdo pelón.

“Hay un balance entre la cocina local sin perder de vista la esencia de la Cataluña”, remarca Enrique D’ Sola, quien revela que siempre le ha llamado la atención la gastronomía mexicana, que tuvo una gran proyección desde 2010, cuando la Unesco distinguió a la comida mexicana como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La comida mexicana tiene mucha personalidad, comenta. La tengo muy presente y ahora que la vida me trajo a México espera tener la oportunidad de conocer su riqueza culinaria, en especial la de Oaxaca.

Nacido en Venezuela, dónde se crió hasta los 15 años de edad, regresó a los orígenes de su familia, que es catalana con raíces francesas. No pensó que lo suyo llegaría a ser la gastronomía, lo descubrió cuándo comenzó a atesorar esos recuerdos de cocinar acompañado de su abuela. Hoy esa misma pasión lo motiva para experimentar otras cocinas. Ya tuvo la oportunidad de trabajar al lado de Albert Adriá, Paco Méndez, Paco Pérez, Martín Berasategui, entre otros reconocidos chefs, en restaurantes de tres estrellas Michelin o de cocina de autor. Podría decirse que luego de haber estado en Noruega, Mallorca e Ibiza, entre otros lugares que le sirvieron para retroalimentarse, su vida, es como su cocina, una fusión en la que la esencia de Cataluña siempre estará presente donde el destino lo lleve.

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