Si bien la temporada de la nuez de Castilla empieza a finales de junio y acaba a principios de octubre, es uno de los frutos secos con especial protagonismo en el periodo navideño, tanto como los turrones.
La nuez es originaria de la antigua Persia, donde la llamaban “Theos balanos”, que significa “semilla de Zeus” o “semilla de Dios”. Desde allí se expandió a lo largo de Europa. Los españoles la trajeron a América, por eso se le conoce como nuez de Castilla.
A diferencia de la nuez pecana, que es alargada, la de Castilla es redondeada, muy irregular y de cáscara más dura que la primera.
En 2019 la producción nacional de nuez de Castilla fue de 1,556 toneladas. Puebla aporta más del 50% de la producción nacional.
La nuez tiene propiedades benéficas para la salud: es buena para la piel por sus antioxidantes y vitaminas; previene enfermedades cardiovasculares; es un gran alimento para el cerebro; reduce la hipertensión y los niveles de LDL (colesterol malo); evita la aparición de arteroesclerosis; es saciante, por lo que previenen la obesidad y puede ayudar a prevenir la diabetes.
Diferentes estudios indican que con solo comer 25 gramos de nueces se obtiene más del 90% de las necesidades diarias de ácidos grasos Omega 3, gran variedad de minerales, vitaminas del grupo B, proteínas y fibra. Es, además, ingrediente principal de los chiles en nogada y tiene la gran ventaja de combinar lo mismo en platillos dulces y en salados, con resultados exquisitos. Así, que en esta Navidad disfruta sin temor alguno de unas ricas nueces.