Hace ya algunos años que una bebida ha ganado popularidad entre quienes disfrutan visitar las diversas opciones de cafeterías. Tiene un precioso tono verde y es versátil, pues se puede disfrutar en frío, frappé o caliente.
Su color da una pista del origen de esta bebida: el té verde, la diferencia con la infusión es que la matcha pasa por un proceso de molienda fina en piedra, para que, al final, se tenga un polvo mineralizado y que es 90 por ciento soluble.
El color es un gran atractivo, el nombre es bueno para su marketing, pero sus propiedades le han ganado el favor de los consumidores pues contiene antioxidantes, aminoácidos y teína, también se mencionan las palabras “mágicas”: energético natural, combate a la obesidad y los radicales libres y contribuye a un mejor funcionamiento del metabolismo.
Occidente ha comercializado la matcha y es muy fácil de preparar, sólo hay que calentar el agua y agregar el polvo; para un latte se añade la leche animal o vegetal de su preferencia y para frappés, se agrega hielo, también hay shakers que facilitan el proceso.
Lo ideal es tener una bebida cremosa y espumosa, sin embargo, comienza a ponerse de moda combinar el polvo con algún jugo de frutas, en particular, de naranja; aunque también hay con fresas, kiwi y plátano, que, junto con las espinacas, permiten preparar otra popular bebida como lo es el famoso batido o smoothie.
La apertura de las fronteras, el libre comercio y las empresas como Amazon permiten que oriente y occidente intercambien productos y compartan los grandes beneficios de los productos endémicos.
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