Las generaciones cambian y con ellas, las costumbres. Es tradición que las fiestas incluyan alcohol, durante años las cervezas, vinos, whiskys, tequilas y una gran variedad de bebidas con alcohol reinaron en los encuentros de felicidad y de tristeza, en las comidas familiares o las cenas, sin embargo, la costumbre está cambiando.
Al escenario llega el mocktail, la palabra mock significa imitar en español, por lo que se puede traducir como la imitación de un cocktail… es un trago sin alcohol, hecho que no le resta encanto en lo absoluto, y eso sí, cuesta tanto como el original, al que pretende imitar.
Si miramos un poco atrás podemos mencionar a las tradicionales piñada y fresada, las versiones de una piña colada y un daiquiri, ambas con ron, aunque también pueden prepararse con tequila.
El mocktail se ha hecho de una personalidad, no se trata de imitaciones de tragos pre existentes a los que se les ha quitado el alcohol, al contrario, echa mano de ingredientes sorprendentes como el té de manzanilla, romero, miel e, incluso, el chile.
La creatividad ha encontrado un espacio en el que le caben hasta las flores de una buganvilia, los colores son vibrantes y los sabores intensos, misteriosos y deliciosos.
Una sugerencia es el “Ginger Fizz”, que se prepara con jugo de limón, jarabe de jengibre, jugo de naranja, agua gasificada y jarabe de azúcar, el resultado es una bebida fresca, especial para el verano, pero entretenida por el ligero pico que aporta el jengibre, se sirve en un vaso con hielo y se decora con la rodaja de un limón y hojas de menta.
