La papa es uno de los ingredientes más versátiles de la cocina, pero no todas se comportan igual. Elegir la variedad adecuada puede ser la clave para que un platillo alcance su máximo potencial. Esta guía presenta cuatro tipos comunes de papa y los usos culinarios en los que mejor se desempeñan.
Papa Russet (o papa Idaho)
Conocida por su piel gruesa y carne blanca, esta papa es rica en almidón y tiene una textura seca y harinosa. Es la opción ideal para preparaciones que requieren una consistencia suave o crujiente. Funciona especialmente bien en purés, papas al horno y papas fritas.
Papa Roja
Esta variedad es pequeña, de piel delgada y color rojo intenso. Tiene un bajo contenido de almidón, lo que le permite mantener su forma tras la cocción. Es perfecta para ensaladas, papas hervidas y guarniciones que requieren firmeza y buena presentación.
Papa Morada
De color intenso tanto por fuera como por dentro, esta papa destaca por su sabor terroso y su textura firme. Es una excelente opción para preparaciones al vapor, salteadas o asadas, donde se busca conservar tanto la forma como el color natural del tubérculo.
Papa Fingerling
Alargada y de tamaño pequeño, esta variedad tiene una textura mantequillosa y un sabor delicado. Se utiliza en platillos donde se desea una papa firme, como en papas rostizadas, al vapor o como guarnición simple con hierbas y aceite de oliva.
Elegir la papa correcta es un detalle técnico que transforma el resultado de una receta. Conocer sus particularidades permite aprovechar al máximo su sabor, textura y propiedades culinarias.