Una alternativa mexicana al risotto clásico.
El arroz cremoso es una preparación versátil que permite lograr texturas sedosas sin seguir estrictamente la técnica del risotto italiano. En esta versión, los hongos y el queso de cabra aportan profundidad, acidez suave y un carácter terroso que lo convierten en un plato reconfortante, ideal para comida casera con espíritu gourmet. Es una receta sencilla, flexible y perfecta para aprovechar ingredientes habituales en la cocina mexicana.
Ingredientes (4 porciones)
Para el arroz
- 1 taza de arroz blanco o arroz tipo Morelos
- 2 cdas de mantequilla
- 1 cda de aceite de oliva
- 1/2 cebolla picada
- 2 dientes de ajo picados
- 2 1/2 tazas de caldo de pollo o vegetal
- Sal y pimienta al gusto
Para los hongos
- 2 tazas de champiñones o portobello rebanados
- 1 taza de hongos shiitake (opcional)
- 1 cda de mantequilla
- 1 cda de aceite
- Sal y pimienta
Para el toque cremoso
- 1/2 taza de crema o media crema
- 120 g de queso de cabra
- 1/4 taza de queso parmesano (opcional para mayor profundidad)
- Perejil picado para terminar
Preparación
1. Cocinar el arroz
Calienta la mantequilla con aceite en una olla. Sofríe la cebolla y el ajo hasta que se vuelvan translúcidos. Añade el arroz y mezcla para que se impregne de grasa. Agrega el caldo caliente, sal y pimienta. Cocina a fuego medio-bajo hasta que el arroz esté suave y haya absorbido casi todo el líquido.
2. Saltear los hongos
En un sartén aparte, derrite la mantequilla con aceite. Añade los hongos, sazona y cocina hasta que suelten su jugo y comiencen a dorarse. Reserva.
3. Volver el arroz cremoso
Con el arroz todavía caliente, incorpora la crema y mezcla suavemente. Añade el queso de cabra desmoronado y permite que se funda para dar textura sedosa. Si deseas un perfil más intenso, agrega parmesano.
4. Integrar y servir
Agrega los hongos salteados al arroz y mezcla. Ajusta sal y pimienta. Termina con perejil fresco.
Resultado
El arroz queda cremoso, aromático y lleno de umami gracias a los hongos, mientras que el queso de cabra aporta un contraste ácido y elegante. Es una alternativa mexicana al risotto clásico, más libre en técnica pero igual de reconfortante.
