La salsa de tomate es una de las preparaciones más versátiles en la cocina. Ya sea para acompañar pastas, carnes, pizzas o vegetales, su sabor puede definir por completo un platillo. Prepararla en casa no solo garantiza ingredientes frescos, sino también un sabor más profundo y auténtico.
Ingredientes para la salsa de tomate base
- 1 kg de tomates maduros (jitomate saladet o roma)
- 1 cebolla blanca mediana
- 2 dientes de ajo
- 2 cucharadas de aceite de oliva extra virgen
- Sal y pimienta al gusto
- 1 cucharadita de azúcar (opcional, para balancear la acidez)
- 1 hoja de laurel (opcional)
Preparación
- Escaldar los tomates: haz una cruz en la base de cada tomate y colócalos en agua hirviendo por 30 segundos. Luego pásalos a un recipiente con agua helada. Pela, corta y retira las semillas si lo deseas.
- Sofreír: en una olla, calienta el aceite de oliva. Agrega la cebolla picada y los ajos, cocina a fuego medio hasta que estén dorados.
- Agregar tomates: incorpora los tomates picados, sal, pimienta, laurel y azúcar.
- Cocinar: deja cocer a fuego bajo por 30-40 minutos, removiendo ocasionalmente hasta que espese.
- Licuar o triturar: según tu preferencia, puedes dejar la salsa rústica o licuarla para una textura más fina.
- Ajustar sazón: rectifica sal y pimienta antes de servir o almacenar.
Variación 1: Salsa Italiana con Albahaca
Ideal para pastas y pizzas.
- Sigue la receta base.
- Al final, añade un puñado de hojas de albahaca fresca picadas y un chorrito extra de aceite de oliva.
- Puedes agregar también orégano seco para reforzar el perfil aromático.
Variación 2: Salsa Picante de Tomate
Perfecta para tacos, antojitos o huevos al albañil.
- Sustituye el ajo por 1 diente de ajo asado y añade 1 o 2 chiles guajillos (previamente desvenados e hidratados) al momento de agregar los tomates.
- Si deseas más picor, incorpora chile de árbol seco o chipotle al gusto.
- Licúa todo junto para una salsa más uniforme.
Hacer salsa de tomate casera es una forma simple pero poderosa de transformar tus platillos. Puedes conservarla en refrigeración hasta por una semana o congelarla en porciones para usar cuando la necesites. Ya sea en su versión clásica, con albahaca o con un toque picante, esta preparación elevará tu cocina al siguiente nivel.
