Originario de la región de Saboya, en los Alpes franceses, el tartiflette es mucho más que un platillo con papas. Es una celebración del invierno, de las recetas que reconfortan y de la cocina de montaña. Creado en los años 80 por el sindicato del queso Reblochon para promover su consumo, este gratinado se convirtió rápidamente en un clásico de los refugios alpinos.
La base es sencilla: papas, cebolla, tocino y un queso Reblochon entero, que al hornearse se funde entre las capas y aporta una cremosidad inconfundible. Es un plato ideal para compartir, especialmente en días fríos, y una opción perfecta para quienes buscan un sabor tradicional francés con ingredientes fáciles de encontrar.
Ingredientes (para 4 personas):
- 1 kg de papas
- 1 queso Reblochon (aprox. 450 g)
- 200 g de tocino ahumado (en cubos o tiras)
- 1 cebolla grande
- 1 diente de ajo
- 150 ml de crema espesa
- ¼ taza de vino blanco seco
- 1 cda de mantequilla
- Sal y pimienta al gusto
Preparación:
- Cuece las papas. Pela y corta las papas en rodajas gruesas. Hiérvelas en agua con sal durante 10 minutos o hasta que estén casi cocidas pero firmes. Escurre y reserva.
- Sofríe los aromáticos. En una sartén grande, derrite la mantequilla y sofríe la cebolla picada hasta que esté transparente. Agrega el ajo picado y el tocino. Cocina hasta que el tocino esté dorado.
- Desglasa. Añade el vino blanco a la sartén y deja reducir un par de minutos. Agrega la crema espesa, mezcla bien y retira del fuego.
- Monta el tartiflette. En un refractario previamente engrasado, coloca una capa de papas, luego una parte de la mezcla de crema y tocino. Repite el proceso hasta terminar con los ingredientes.
- Agrega el queso. Corta el Reblochon a la mitad (horizontalmente) y colócalo encima, con la corteza hacia arriba, cubriendo toda la superficie.
- Hornea. Lleva al horno precalentado a 200 °C durante 20–25 minutos o hasta que el queso esté completamente derretido y dorado.
Sirve caliente, acompañado de una ensalada verde y pan rústico. El tartiflette es una joya del invierno francés, pero puedes disfrutarlo en cualquier época del año cuando busques un plato sustancioso, simple y lleno de carácter.