Unos granos y leche son los elementos básicos en la vida de un barista, el experto en preparar café… Cuatro palabras no son suficientes para describir una ocupación que cada día toma mayor relevancia tanto por los temas de calidad como por los de moda.
Con el paso del tiempo, el barista ha tenido que ampliar sus conocimientos y habilidades, sin embargo, hay bebidas que son básicas y quien haya desarrollado la capacidad de prepararlas con maestría tiene el éxito garantizado.
Por principio de cuentas está el expreso, ese “minúsculo” trago amargo, de alrededor de 60 ml, que inunda el paladar con un intenso sabor y un aroma difícil de resistir. Es toda una tradición, en especial para aquellos que buscan la calidad en el sabor.
Debido a su nivel de concentración, esta bebida es la base para otras, quizá la más popular y común sea el americano, ese protagonista de los desayunos interminables con las amigas, o el fiel compañero durante las horas de vigilia previas a la entrega de un proyecto. La taza de americano no es más que un expreso al que se le agrega agua hirviendo, por lo que se obtiene una bebida más suave y que, por cantidad, se bebe en un periodo de tiempo más largo.
Después de un expreso y un americano podemos incluir al cappuccino, que es algo más que un café con leche. El barista tiene capacidad para seleccionar los granos, verificar el tostado, la molienda, pero también es un experto en la preparación de la leche al vapor. El éxito de un buen cappuccino está en el expreso, la leche de textura cremosa y, por supuesto, la suave y hermosa espuma.
