La cocina de mar en México es tan diversa como sus litorales. El Pacífico, el Golfo y el Caribe aportan especies, técnicas y sabores que han dado identidad a comunidades enteras. No se trata solo de pescados y mariscos: es una cultura culinaria construida alrededor de la pesca, el clima y la herencia regional.
En el Pacífico, el fuego y el humo marcan estilo. Platillos como el pescado zarandeado, la tostada de mariscos o el aguachile demuestran una cocina vibrante, fresca y directa, donde el chile y los cítricos equilibran la intensidad del mar. En Sinaloa y Nayarit, la generosidad del producto se convierte en tradición.
En el Golfo, la influencia tropical y los fondos espesos definen el carácter. El arroz a la tumbada, los camarones al mojo de ajo y los huachinangos en salsa veracruzana representan una cocina donde jitomate, especias y hierbas aportan calidez y un estilo más guisado.
El Caribe mexicano aporta matices más ligeros y contemporáneos: preparaciones con coco, pescados de carne blanca y técnicas que aprovechan la frescura inmediata del producto. Los ceviches de la península mezclan tradición con la influencia internacional característica de la región.
En cada costa, la cocina marina funciona como espejo del territorio. México ha convertido su diversidad en una bandera culinaria, mostrando que el mar no se cocina igual en ningún lugar, pero en todos se honra con respeto y sabor.
